EL SABOR DE VIETNAM

Hace ya más de tres meses que salimos de Málaga y en todo este tiempo hemos tenido muchísima suerte con el clima. Es decir, a parte de algún día de llovizna, por lo general hemos gozado de un tiempo excelente y mucho sol. Nuestra entrada a Vietnam, en cambio, se ve afectada por varios días de lluvia seguidos, lluvia no muy fuerte pero insistente, de esa que dura todo el día. A nuestro pesar, también nos damos cuenta que lo poco que nos contaron sobre el tráfico en este país es cierto. No hay hombre, mujer o niño que no tenga una moto, las calles de las ciudades y las carreteras están completamente invadidas por miles y miles de motos, que van contramano y nos asustan con sus incansables clacson, que se suman a los de los coches y de los demasiado rápidos camiones. La verdad, entre el mal tiempo y el tráfico horrible nos cuesta unos días acostumbrarnos al cambio. 


En muchas zonas se sigue trabajando la tierra así 

Zona bombardeada y cementerio militar


Llevamos 3 meses sin ver la playa pero así no hay quien se meta en el agua... 


Desde la frontera de Cha Lo, bajamos rápidamente a la costa y nos ponemos en marcha hacia el norte. En una semana de lluvia y niebla llegamos a nuestro primer destino turístico en Vietnam: Tam Coc.  Aprovechamos el mal tiempo para descansar un poco y visitar este lugar tan particular. Se trata de un grupo de montañas kársticas, rodeadas de arrozales y ríos. Tenemos la suerte de no coincidir con demasiados autobuses de chinos y coreanos (la mayoría del turismo viene de allí), y con la bici recorremos la zona y sus principales puntos de interés: entramos a alguna pagoda, recorremos los campos de arroz y subimos la ya famosísima escalera de Mua Cave, nada más y nada menos que 500 escalones para gozar de una vista que, a pesar de la niebla, es digna de la fama que tiene.



La escalera desde la cueva a la cima de la colina, 500 escalones! 



Mención aparte merece la cocina vietnamita: volvemos a tener gran variedad de platos, con sabores increíbles y mucha fruta y verdura. Los rollitos primavera, el tofu frito,  la sopa de fideos de arroz, las carnes con salsa agridulce…ya sabéis que para nosotros la comida es mucho más que una necesidad así que, en ese sentido, estamos encantados.

Un buen almuerzo después de una mañana en la bicicleta

El café vietnamita y su particular forma de presentarlo. Tiene un sabor muy intenso, normalmente se toma con leche condensada. 

Salimos de Tam Coc algo emocionados porque en solo tres días llegaremos a uno de los destinos de que todo lo mundo habla y que soñábamos ya desde España. Pero el tiempo no parece mejorar.
La Bahía de Halong es una inmensa extensión de agua de la que sobresalen miles y miles de islas, la mayoría deshabitadas, que se declaró Patrimonio de la Humanidad. Nosotros decidimos alojarnos en Cat Ba, la isla más grande y además parque Natural, porque pensamos hacer una excursión en barco pero también por la excelente relación calidad precio de sus hoteles. El primer día alquilamos una moto (sí, una moto: está isla es todo un sube y baja y el alquiler vale menos de 3€) y recorremos la isla de arriba abajo.  El tiempo nos da una tregua y podemos disfrutar de los paisajes al máximo. Visitamos una cueva que se utilizó como hospital en la Guerra de Vietnam, subimos a miradores donde la seguridad del turista no parece preocupar mucho a quien cobra la entrada y paseamos por las playas de arena blanca…¡qué pena no poder bañarnos!


Vistas desde el mirador más peligroso subido hasta el momento. 



Nuestra compañera por un día 

El día siguiente nos sorprende con un sol radiante y, como hemos comprado la excursión para ese día, no nos creemos la suerte  que estamos teniendo. Después de una horita de navegación entre los islotes de la bahía, toca recorrer una parte de ellos en kayak, atravesando maravillosas cuevas en aguas cristalinas. A pesar de algún problema de coordinación de los remeros, pasamos un rato genial. De vuelta al barco nos sirven un almuerzo espectacular, y mientras tomamos el sol en la cubierta, nos dirigimos a Monkey Island. Como su nombre indica está habitada por monos, no muy amigables, hay que decirlo, pero su atractivo principal, a parte de una playa tropical de ensueño, es un pequeño trekking hasta su parte más alta para tener de ahí unas increíbles vistas de la bahía con sus islas. 





La playa de Monkey Island, en medio de la Bahía de Halong

Los días en Cat Ba nos hacen olvidar todo lo “sufrido” la semana anterior y el sol nos recarga las baterías para volver a pedalear al 100%. Estamos preparados para seguir. 

Atardecer en Cat Ba