CAMBIO DE PLANES
Continuamos nuestro viaje hacia el sur a través de las regiones del norte de Argentina, con unas etapas marcadas por el viento. A ratos es tan fuerte que no deja superar los 8 km\h. Además al mediodía tenemos que parar porque hace demasiado calor para pedalear. Discutimos mucho sobre la ruta a seguir y, al llegar al pueblo de Belén tenemos claro que no merece la pena continuar por esta carretera, cuyos paisajes en los últimos días no nos gustan demasiado. Mientras nos tomamos un helado (tres bolas bañadas en chocolate por 1€ y medio) en la plaza, un grupo de mujeres nos invita a montar nuestra carpa en la casa de una de ellas, Miriam. Pasamos la tarde hablando y comiendo con esta familia, en la que la abuela dice tener ascendencia italiana y no para de contar anécdotas sobre su "nonna". Aprovechamos para estudiar una nueva ruta y decidimos pasar a Chile antes de lo planeado, por un paso que queda poco más al sur, el Aguas Negras.
Con la moral muy baja afrontamos otros dos días de viento y calor en medio del desierto. Los pueblos son escasos así como las sombras. Intentamos hacer autostop pero no tenemos suerte hasta el segundo día, cuando una furgoneta nos recoge y nos acerca a nuestro destino. Llegamos a Chilecito muy cansados y con muy pocas ganas pero en el pueblo nos volvemos a comer un helado, conectamos con un wifi gratuito en la plaza y lo mejor, encontramos un Warmshowers que nos ofrece su casa para descansar.
En casa de Ángel decidimos quedarnos un día más. Él es una persona muy agradable y compartimos historias de nuestros viajes en bici y de los muchos viajeros que pasan por su casa. Aprovechamos la parada para probar un buen asado argentino, seguido de lo que ya es un clásico de esta etapa: un helado de tres bolas... Lo que nos preocupa es el calor que no deja ni dormir por las noches.
Salimos de Chilecito con más ganas y nos dirigimos a Jáchal, donde empezaremos la subida al paso para cruzar a Chile. A pocos km empieza la Cuesta de Miranda, una subida muy bonita pero que está en obras. En la mitad de la cuesta nos paran y nos dicen que tenemos que esperar a que el jefe de obra nos de permiso para pasar. Esperamos tres horas bajo el sol (no hay ni un arbol) y, cuando por fin nos dan paso, la cuesta se hace muy dura. Hay que empujar bastante y todo está en obra pero los paisajes merecen el esfuerzo. Nos quedan dos días para Jáchal, días de desierto y más desierto y también de record de km en la bici: el primer día hacemos 160. En el pueblo nos damos el capricho de una habitación en un hostal muy bonito y de un platito de carne. Sabemos que en Chile ya no habrá lujos como estos, porque ahí todo es mucho más caro. Estudiamos la ruta de los próximos días y nos preparamos para un puerto de montaña de más de 4700 metros. Como siempre estamos deseando empezar.