Una de las muchas cosas que hemos aprendido durante nuestros viajes es que bastan pocos metros, a veces un puente, otras simplemente una valla en medio de la carretera, para que todo cambie. En el paso fronterizo entre Tailandia y Laos, y en los primeros kilómetros que recorremos en bici, nos volvemos a encontrar con esta realidad.
El norte de Laos es una enorme extensión de montañas y de selva. Nos pasamos los primeros días subiendo y bajando colinas donde el verde es de lo más intenso y las pendientes suben considerablemente. Nos cuesta coger el ritmo porque venimos de un mes de pedaleo casi todo llano. Eso si, el paisaje es increíblemente bonito. A lo que menos nos acostumbramos es quizás al clima: los valles amanecen cubiertos por una densa niebla y, aunque ésta se vaya disipando a lo largo de la mañana, hace fresco. Por la tarde suele salir el sol y es como volver a Málaga en un día de agosto…por suerte los alojamientos son muy baratos, básicos pero casi siempre limpios, así que por ahora nos olvidamos de acampar.
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La selva casi se come la carretera |
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Un par de mañanas nos llueve, pero basta con ponerse el chubasquero un ratito para entrar en calor. |
La gran diferencia con Tailandia está en la pobreza, que aquí hace su gran aparición. Notamos como los pueblos que vamos pasando son mucho más humildes, con casas de madera y bambú, las tiendas tienen muy pocos productos y la comida es menos variada y sabrosa. Lo que más nos choca al entrar al país es la cantidad de niños que encontramos en la carretera a la hora de entrar y salir del colegio o en las puertas de sus casas; todos nos regalas magnificas sonrisas y nos gritan con todas sus fuerzas Sabaidee (hola).
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Típicas casas del norte de Laos. |
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Muchos niños van al colegio en bicicleta y muchas veces se nos ponen a rueda saludándolos. |
Desde la frontera por la que entramos nos dirigimos a Luang Namtha, una pequeña ciudad desde la cual los turistas empiezan sus excursiones a la selva. A partir de aquí nos encontramos con lo que va a ser nuestro gran enemigo durante casi todo nuestro recorrido por Laos: se está construyendo una autovía que desde China cruza todo el país hasta Vientiane. Lo que significa que la carretera está llena de camiones, de obra, de polvo, barro y de baches. A los dos días decidimos coger una carretera secundaria, pensando librarnos de tanto tráfico de camiones, pero nos equivocamos.
A pesar de lo duras que se hacen estas etapas, hay que decir que las vistas, los pueblos y los campos que pasamos son preciosos y, además, tenemos la posibilidad de hacer una pequeña navegación por el Mekong, experiencia intensa donde las haya.
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No nos libramos de la niebla matutina... |
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Maravillosas vistas sobre unas tierras en gran parte todavía vírgenes. |
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Segundo encuentro con el Mekong. De aquí en adelante será nuestro compañero de viaje. |
El siguiente destino es probablemente lo más conocido y visitado del país, una ciudad con un encanto especial y que nos enamoró: llegamos a Luang Prabang. La ciudad es un paraíso para dos ciclistas cansados y hambrientos: todas las tardes se monta un enorme mercadillo de comida en la calle principal, donde puedes encontrar desde carnes a la brasa, pescados y comida vegetariana de todo tipo, pasando por especialidades chinas y tailandesas. No faltan los dulces y por fin aparecen los tanto ansiados bocadillos (sí, llevamos dos meses y medio sin probar un pan decente y lo echamos de menos).
Luang Prabang ofrece muchos tipos de actividades, visitas y excursiones. Nosotros recorremos sus calles y sus mercados, subimos a la famosa colina de Phou Si, donde hay muy buenas vistas del valle aunque demasiados turistas…también visitamos las cercanas cataratas de Kuang Si, aprovechando el buen tiempo que hace por las tardes.
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La calle principal se corta al tráfico y se llena de puestos de comida, ropa, artesanía... |
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En la subida a la colina de Phou Si, muchos escalones... |
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No sé porque, pero los atardeceres en el Mekong siempre tienen algo especial!! |
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Eliges lo que quieras comer directamente desde la parrilla!! |
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Ésta es nuestra cena de Nochebuena, la carne estaba riquísima y la BeerLao ni os cuento... |
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Las cataratas de Kuang Si son una maravilla de la naturaleza. |
A pesar de los continuos e inevitables cambios de ideas sobre nuestro recorrido, lo que queda claro es que el siguiente país a visitar es Vietnam. Aprovechamos la rapidez del consulado vietnamita de Luang Prabang y nuestro descanso navideño para sacarnos los visados. Estamos muy emocionados pero todavía nos quedan muchos kilómetros por recorrer en Laos.
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Vietnam, ¡¡¡¡allá vamos!!!!! |