FITZ ROY
La llegada a la casa de Flor (casa de ciclistas de El Chalten) es un poco particular, ya que la dueña no esta y la persona encargada de la casa se va a ir en un par de días. Como somos los que se quedan más tiempo (tenemos que esperar al vuelo que sale en 10 días desde El Calafate), terminamos encargándonos de gestionar la casa de ciclistas por varios días.
Allí volvemos a coincidir con varios amigos y por supuesto aprovechamos los primeros días de buen tiempo para hacer trekking en uno de los lugares más especiales de todo el viaje. Nos sentimos afortunados por tener unas fantásticas vistas del Fitz Roy.
Nos sorprende la calidad de los senderos en Argentina. Están bien señalizados, bien cuidados y disponen de zonas para acampar gratis. En esta foto, Laguna Madre e Hija. |
El buen tiempo no dura mucho y comienza a hacer mucho mas frió. Por la noche hace unas ráfagas de viento tan fuertes que nos rompen la tienda de campaña (menos mal que estamos durmiendo dentro de casa).
Los días malos los aprovechamos para compartir experiencias con los compañeros y preparar ricas cenas. Acabamos de entrar en Argentina y descubrimos las facturas , unos dulces riquisimos que llevan dulce de leche. Con sorpresa nos damos cuenta que, a pesar de estar más al sur, aquí podemos volver a comer fruta y verdura, ya que, aunque los precios son altos, hay mucha variedad.
Los inquilinos de la casa, unos hermanitos más bonitos... |
Finalmente llega Flor, que nos sorprende por su vitalidad, buen humor y su positiva forma de ver la vida. Con ella hacemos un poco de iniciación a la escalada, deporte que nos enamora por su compañerismo y el buen ambiente que se respira.
Después de ver a nuestros amigos marcharse poco a poco, finalmente nos toca partir hacia lo que serán nuestros dos últimos días de pedaleo en la Patagonia.
Con Flor, una chica sorprendentemente generosa y alegre. |
En el último trekking vemos a un gran grupo de cóndores muy cerca de nosotros. |