Llega el día en que por fin podemos coger el barco y salir de Villa O'Higgins, para cruzar a Argentina. Nos despertamos todos muy temprano para terminar de preparar las bicis y poco a poco, y con caritas de sueño, vamos saliendo hacia el puerto. El Lago O'Higgins nos regala un amanecer de cuento, es el primer día de sol después de unos cuantos de lluvia.
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Dejamos Villa O'Higgins y con ella Chile. Nuestro paso por este país ha sido muy intenso y lleno de emociones. |
Después de casi 4 horas de negación, empezamos a divisar el glaciar O'Higgins. Nos acercamos a unos 300 metros del frente y el espectáculo es impresionante.
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Tenemos mucha suerte con el tiempo durante la travesía hacia Candelario Mancilla. Este es el lago más profundo de América, y es muy irregular. Además, es muy frecuente que soplen fuertes vientos que hacen que la navegación sea muy difícil. |
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Y pensar que solo queríamos llegar a Santiago de Chile. Nos hubiéramos perdido una de las mejores partes de este país tan maravilloso, y no hubiéramos conocido a tanta gente tan especial. |
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Un brindis con mi compañera de viaje, con hielo milenario, por supuesto!!!! |
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Y se preguntan porque nos gusta tanto viajar... |
Después de pasar la noche en un refugio a orillas del lago, cruzamos la frontera con Argentina y nos dirigimos hacia la Laguna del desierto.
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Desde Candelario Mancilla hasta este cartel, tenemos un buen carril de ripio, bastante empinado al principio, pero agradable... |
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...que se transforma después en este simpático sendero. Menos mal que no llueve, porque durante algunos kilómetros, tenemos que cruzar barro, algún arroyo, levantar la bici... |
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...ahora bien, la recompensa para tanto esfuerzo es esta vista asombrosa del monte Fitz Roy, al final de la Laguna del Desierto. |
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El día termina aquí. Pasamos el control de Gendarmería Argentina y acampamos. Probablemente uno de los sitios más impresionante en los que hemos acampado a lo largo del viaje. No se me ocurre mejor forma de terminar nuestro recorrido que en estos lugares. Tendremos la posibilidad de conocer mejor al Fitz Roy en los días que pasaremos en El Chaltén, pero ya nos tiene totalmente cautivados.
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Desde aquí, solo nos queda cruzar la Laguna del Desierto y hacer los pocos kilómetros que nos separan de El Chaltén, donde nos quedaremos descansando en la casa del ciclista de Flor.