Bueno, aquí estamos, empezando una de las mejores etapas de este viaje loco, una etapa que no estaba planeada pero que va a ser muy importante para nosotros.
En el ferry que nos lleva desde Chiloé a Chaitén conocemos a una pareja de cicloviajeros que serán nuestros compañeros durante gran parte del viaje. Alberto, de Madrid, y Lucy, de Estados Unidos, llevan más de un año de viaje y de ellos aprenderemos mucho. Los paisajes a los que estabamos acostumbrados ya van quedando atrás. Empezamos a rodar por bosques, atravesamos valles de un verde increible, cruzamos ríos y lagos turquesas, rodeados por montañas nevadas y glaciares. Serán unos días de acampadas en lugares salvajes y de mucho ripio, de caminatas y de encuentro con otros ciclistas.
En los primeros días tenemos la posibilidad de ver el volcán Chaiten, activo, y el bosque quemado en su última erupción.
|
Las fumarolas del volcán, que está activo desde 2008, cuando la erupción destruyó el pueblo de Chaitén. |
|
El parque Pumalin, privado como la mayoría de parques Chilenos. |
Seguimos hacia el sur y a nuestra derecha tenemos el Ventisquero (glaciar colgante) Yelcho. No hacemos el sendero para acercarnos a él, porque el tiempo no es muy bueno, pero sabemos que vienen muchos más glaciares para ver. La ruta nos empieza a ofrecer vistas espectaculares.
|
Un sitio perfecto para acampar |
|
Así de bonitos son los arco iris en la Patagonia... y con el tiempo tan cambiante es un espectáculo casi diario.
|
Nos separamos durante un día de nuestros compañeros para hacer un sendero que nos lleva al Ventisquero Colgante, en el Parque Nacional Queulat. No tenemos mucha suerte con el tiempo, está nublado y llueve un poco durante la subida, pero en unos 5 minutos en que despeja un poco, conseguimos ver el glaciar. Dentro del mismo parque se encuentra el sendero Bosque Encantado, que lleva a una laguna preciosa, bajo otro glaciar. Nos animamos y también hacemos este trekking.
|
Hotel de mil estrellas... |
|
El primero de una larga serie, de un azul que no parece real. |
|
Y es que ya no puedo con él en las subidas, siempre me quedo atrás... |
Seguimos en carretera casi siempre de tierra y tomamos un desvío de la ruta 7, para adentrarnos en un valle precioso, antes de llegar al pueblo que marca la mitad de la Carretera Austral, Coihaique. Tenemos unos días de sol que no podíamos imaginar: estamos rodando en esta carretera con ropa de verano!!! Hasta nos bañamos en uno de los miles de ríos que cruzamos, aunque he de decir que nadie aguanta quedarse en el agua más de un minuto...
No se si es por el famoso dicho ("en la patagonia, quien se apura pierde el tiempo"), o porque ya estamos viendo el final de este hermoso viaje, pero los días aquí pasan lentos y nuestra actitud ha cambiado. Tenemos la sensación de estar más relajados y no nos fijamos en los kilometros que hacemos o dejamos de hacer, sólo queremos seguir rodando en medio de esta naturaleza tan imponente, que nos hace sentir mejor que nunca. Y sí, ya empieza a sentirse la melancolía...
|
En Villa Ortega los chicos participan en una carrera de 5k organizada por el pueblo. |
|
No ganan, pero aquí están con sus medallas... |
|
Preciosa foto de Alberto |
|
La merienda... Y nos quedamos mirando el paisaje, que mejora (si es posible) a medida que avanzamos hacia el sur. |
Llegamos a la casa de ciclistas de Coihaique, aquí nos quedamos unos días para descansar y encarar la última parte del recorrido...