EN EL SUR
Como sabéis, los planes de nuestra ruta han cambiado. Desde Santiago cogemos un bus nocturno (no sin tener que pelear, como siempre pasa, con el conductor, el cual no quiere subir las bicis al maletero hasta que no pagues una buena propina...en fin, haría falta un post solo para este tema...) y en 12 horas llegamos a Puerto Montt, más de mil km más al sur.
El pueblo no es muy atractivo, así que en la misma mañana salimos a la carretera, dirigiéndonos hacia la isla Chiloé. Decidimos recorrer la isla, o una parte de ella, ya que han sido muchos los chilenos que nos la han aconsejado. Isla Grande de Chiloé nos llama la atención por tener una arquitectura, gastronomía, custumbres y mitología únicas en el país, fruto de una mezcla de tradiciones indígenas e hispánicas.
La carretera sigue estando igual que en todo Chile, es decir un continuo sube y baja con pendientes locas y vallas a los dos lados. Cruzamos el estrecho de Chacao y, a la altura de Ancud, nos desviamos hacia la bahía de Puñihuil. En frente a esta pequeña playa se encuentra una colonia de pingüinos. Es un caso único, porque en los islotes anidan juntos pingüinos de dos especies diferentes, los de Humboldt y los de Magallanes. Son muy bonitos y muy torpes a la hora de moverse por las rocas. También vemos nutrias y varios tipos de cormoranes.
El ferry que nos cruza al otro lado del estrecho de Chacao |
Playa de Puñihuil: por la mañana no hay nadie y, en un día despejado como este, es muy bonita |
A la vuelta en Ancud comemos Curanto al hoyo, especialidad de la isla. Se trata de marisco, carne y algun tipo de patata, cocinados en un agujero en la tierra en el que se ponen piedras calientes y se tapa con hojas gigantes de nalca. El resultado está muy rico..!!!
Una vez más somos testigos de la hospitalidad de los chilenos, cuando pedimos permiso a una familia para poner nuestra carpa en el jardín. Por la mañana nos invitan a desayunar y nos regalan un buen trozo de queso y dos mermeladas caseras para el viaje.
Para llegar a Castro probamos el ripio chilote, el más duro y empinado hasta el momento y la etapa se hace bastante larga. Dejamos atrás varios pueblecitos con mucho encanto y llegamos a Castro, ciudad costruida en su gran parte por palafitos, donde buscamos un camping para pasar la noche. En Castro termina nuestro paso por la isla. En una mañana visitamos el centro de esta pequeña ciudad y su iglesia, patrimonio de la Unesco, para después dirigirnos al puerto, donde nos espera el transbordador que nos cruzará al pueblo de Chaitén. Allí empezará nuestra aventura por la Carretera Austral, de la que tantas maravillas nos han contado. Estamos deseando empezar!!!
Un rico curanto en un lugar inmejorable |
Catedral de Castro, patrimonio de la Unesco |
Sube y baja en las carreteras de Chiloé y al fondo ya se empieza a ver la cordillera de los Andes |
Construcciones típicas de la isla |