BLANCA NAVIDAD

Y el día tan esperado por fin llega. Aquí está, delante de nuestros ojos, y no podemos parar de sonreír y de repetirnos lo increíble que es todo esto: entramos en el Salar de Uyuni. Es el desierto de sal más grande del mundo, una llanura blanca de hexágonos todos iguales que se pierde en el horizonte. Yo estaba un poco preocupada por el tema de la orientación, creía que haría falta un gps para moverse por el salar. En seguida me doy cuenta de que estaba equivocada. Hay varios carriles claramente dibujados en el suelo por el continuo paso de 4x4, camiones y autobuses que cruzan y seguir nuestro camino es muy fácil. Pedalear por encima de la sal es muy bonito y rápido, tanto que en menos de lo esperado aparece un puntito que poco a poco va cogiendo forma: es la isla Incahuasi, nuestra primera parada y el lugar donde pasaremos la noche. Son las 11 de la mañana y somos los únicos visitantes. Pagamos la entrada y hacemos el pequeño recorrido por la isla. Desde la cima las vistas del Salar son otra vez fantásticas. Comienzan a llegar los turistas y nosotros nos quedamos en el bar (el más barato de los dos que hay) comiendo un platito de arroz y carne de llama, que está bastante rica. Damos la vuelta a la isla para buscar un sitio donde acampar porque en el lado en el que estamos el viento por la noche es muy fuerte. Encontramos un refugio de piedras en el que caben nuestra tienda y la de Warren y ahí nos quedamos. Pero volvemos otra vez al oeste para admirar una de las puestas de sol más increíbles que hayamos visto nunca. Ya de noche volvemos a las carpas, cenamos y a dormir prontito bajo un cielo con un millón de estrellas. 






Dormir en el salar, experiencia única






Nos despertamos a las 5 para ver el amanecer (solo duermes en la isla Incahuasi una vez y hay que aprovecharla) y salimos muy pronto. Los kms pasan pero no nuestro asombro frente algo tan hermoso. Paramos a hacernos unas fotos más y llegamos al hostal de sal y poco después a la salida del salar, en el pueblo de Colchani. Uyuni queda muy cerquita, buscamos un hostal y descansamos. Pasaremos la Navidad aquí junto a otros ciclistas, pero este es el lugar en que nuestro camino y el de Warren se vuelven a separar. Ha sido muy agradable pedalear junto a otra persona durante unos días, estamos encantados de haber conocido un poco más a este chico, que a pesar de ser muy joven tiene el valor de emprender un viaje como este. Una persona estupenda de la que hemos aprendido mucho y a la que deseamos que tenga mucha suerte en su viaje y en su vida. 
Uyuni es una ciudad muy turística y eso como siempre significa que también es cara. Nos encontramos como esperábamos con Solene y Gil y otra pareja de franceses y planeamos pasar la Noche buena juntos. En el día de descanso damos una vuelta por las agencias de excursiones y decidimos reservar una que nos llevará por la ruta de las lagunas altiplánicas y nos dejará en la frontera con Chile, para pasar directamente a San Pedro de Atacama.
El 24 salimos a cenar todos juntos y, aunque nos toca esperar más de dos horas por la cena, lo pasamos bien. Esperamos la medianoche bebiendo anís y comiendo panettone en el patio del hostal. Es una Nochebuena muy rara pero estamos muy felices de pasarla así, sin regalos caros ni vestidos bonitos, solo anécdotas del viaje y risas.
Siempre recordaremos nuestra travesía del Salar, ha sido de lo más emocionante de todo nuestro paseo...