PUNTO DE ENCUENTRO

Como os contaba en el último post llegar a la capital de Bolivia es toda una aventura. Después de coger el bus en Copacabana y poner las bicis en el porta equipaje del techo nos esperan tres horas de baches, saltitos y curvas a la Carlos Sainz...
La llegada a La Paz es increíble, la ciudad es enorme, pero fácilmente encontramos la casas de ciclistas. Abro un pequeño paréntesis : es muy aconsejable ir allí porque siempre te encuentras con otros ciclistas y puedes compartir ideas, rutas etc y la casa está en pleno centro... Pero hay que pagar (en nuestro caso 20 bolivianos por persona y noche) y el dueño es todo menos amable y simpático. 
Dicho esto, nuestros días en la casa han sido estupendos, gracias a la compañía de todos los chicos que conocimos. Estos días los aprovechamos para lo que siempre hacemos en las ciudades: WiFi, descanso y un poco de turismo. La Paz nos sorprende mucho, tiene un centro moderno y muy bonito que contrasta con las calles pobres y sucias que encuentras al moverte solo de unas cuadras. Subimos a El Alto con el nuevo teleférico y damos una vuelta por el enorme mercado en el que se puede comprar literalmente todo lo que quieras. También asistimos a la fiesta de inauguración de una escuela de español, lo pasamos muy bien. 




El centro de La Paz


Vistas desde el teleférico




Preparamos las etapas de los próximos días y decidimos adelantarnos con un bus hasta Oruro, para poder estar alrededor del día 20 en Uyuni y celebrar la Navidad ahí. 
En Oruro solo pasamos una noche, y al día siguiente, después de 8 días, toca empezar otra vez a pedalear. A pocos kilómetros de la salida de la ciudad un coche se para delante de nosotros: es padre Jacinto, el párroco de un pueblo cerca de aquí, polaco y aficionado a la bicicleta, que nos ofrece cama y comida a nuestra llegada a Challapata. En el mismo momento vemos como un cicloviajero se acerca y nos damos cuenta de que es Warren, un chico canadiense con el que hemos compartido los días en La Paz. Juntos llegamos a Pazña y decidimos intentar llegar a Challapata, pero la tormenta y el viento de cara nos lo impiden. Dormimos en la Municipalidad donde no dudan en dejarnos un lugar para descansar. 
Por la mañana llegamos a Challapata y, aunque no nos vamos a quedar a dormir, pasamos por la parroquia, donde padre Jacinto nos ofrece un segundo desayuno de reyes. Nos quedamos casi dos horas charlando y riendo. Logramos escapar de la tormenta que se avecina gracias al ritmazo que nos impone Warren!
La carretera hasta Quillacas está mucho mejor de lo que pensábamos y llegamos muy bien. Otra vez nos quedamos en la parroquia, esta vez con cama y ducha caliente. 
No todo puede ser bueno y al día siguiente tenemos varios pinchazos y Lucas no se siente bien, así que tenemos que parar en un pueblo muy pequeño, donde prácticamente no hay nada. Por suerte podemos acampar en una casa en construcción y resguardarnos de la lluvia que por la tarde no perdona. 
Un día mas para llegar a Salinas de Garci Mendoza, cuna de la Quinoa Real. Nos despedimos del asfalto y los km empiezan a hacerse más duros. Los paisajes son muy bonitos. Pasamos por un pequeño salar entre llanuras infinitas donde solo encontramos alguna vicuña y tenemos al volcán Tunupa en frente. El pueblo es muy pequeño y dormimos en la municipalidad. 
Otro día de mucho sol y de carretera en muy mal estado, pero tenemos nuestra primera vista al Salar. Pasamos la noche nerviosos y pensando en lo que nos espera en el desierto de sal más grande del mundo...

Paisajes altiplánicos

Lucas for president

Con Warren y padre Jacinto





Vicuñas en un pequeño salar




El volcán Tunupa, ya estamos cerca...

Detrás de nosotros el Salar de Uyuni