DEL DESIERTO A LA NIEVE

A pesar de lo bien que se está en la casa de ciclistas, hay que seguir rodando, así  que el cuarto día nos ponemos en marcha para volver a subir hacia el interior y llegar a nuestra primera gran meta del viaje, la Cordillera Blanca.
Saliendo de Trujillo el paisaje vuelve a ser bastante feo. Estamos en la Panamericana y estamos rodeados de basura, pasan muchisimos camiones y los pueblos que pasamos no tienen ningún atractivo. Descansamos en Chao en un hostal muy cutre en el que hay carteles que dicen: " No escupir en las paredes"...

El día siguiente, a los 15 km, por fin salimos de la carretera y cogemos un camino privado, de tierra, en el que el paisaje cambia totalmente. Empezamos a ver las montañas de fondo y, después de atravesar el desierto, subimos el caudal del río Santa, que será nuestro compañero durante varios días. Hace mucho calor y los kilómetros pasan muy lentos. Además tenemos dos pinchazos que nos retrasan. En Chuquicara por la única habitación libre nos quieren cobrar 20 soles y ni siquiera tiene luz, de manera que decidimos acampar. 
Nos levantamos con una rueda pinchada (Lucas 3 - Marti 2) y hace calor, pero la de hoy es una de las etapas más bonitas hasta ahora. Dejamos la carretera para adentrarnos en un cañon con unos paisajes espectaculares. Llegamos a Yuramarca sin fuerzas por el mal estado del camino, pero sabemos que mañana volverá el asfalto. 

Rico ceviche


Termina el desierto y entramos en el caudal del río Santa





Hace mucho calor...

Lo bien que cuidan el sitio arqueológico

Con manga larga para no quemarnos 

De camino a Caraz, atravesamos el famoso Cañón del Pato, siguiendo una carretera de un solo carril con más de 30 túneles. La verdad, cruzar un túnel no iluminado y con el constante paso de camiones a velocidades muy superiores a la permitida nos pone muy nerviosos. Aún así, es sorprendente ver como el río se ha abierto paso entre estas montañas y las vistas, como siempre, nos encantan.
Saliendo del cañón ya entramos en el valle que se conoce como Callejón de Huaylas, que está rodeado por la Cordillera Blanca a un lado, y la Cordillera Negra al otro. Ya en Caraz intentamos descansar en un hostal, a pesar de la fiesta que tenemos justamente en frente hasta altas horas de la noche.
A los pocos kilómetros de salir de Caraz, nos damos cuenta que nos faltan las fuerzas. En Yungay paramos en una tiendecita para comprar plátanos. Tenemos el Huascarán (la cima más alta de Perú con 6768 metros) justo a nuestra izquierda y nos quedamos un rato a charlar con el dueño de la tienda, que nos cuenta que en 1970, un terremoto que hizo muchas víctimas en todo el país, provocó una avalancha que arrasó el pueblo y mató a más de 20mil personas. A los 10 kilómetros de llegar a Huaraz empieza a llover. Paramos a comer pero no nos queda otro remedio que terminar el día con ropa de lluvia. Llegamos al hostal El Tambo, que varios viajeros nos recomendaban. Aquí pasaremos unos días para conocer las montañas.



En el cañón 

Uno de los más de 30 túneles

Una señora con el típico sombrero

Hoy está tapado, pero lo volveremos a ver...