En Huánuco nos quedamos un par de noches para recuperar las fuerzas y para entrar en calor en la ciudad " con el mejor clima del mundo" según sus habitantes, después de la lluvia de los días anteriores. Midori es encantadora y hasta nos lleva de paseo por la ciudad, para ver los lugares más emblemáticos y tomar un marciano (helado de fruta riquísimo) y a su casa de campo, donde recogemos una bolsa de mangos que nos regala.
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Bajo el árbol del amor |
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Una foto con el gringo |
Por la noche cogemos un bus dirección Huancayo. Son unos 350 km que decidimos no hacer en bici. Es un recorrido muy duro que obliga a subir puertos muy altos para después bajar y volver a subir. Además los paisajes son muy parecidos a los hechos hasta ahora y los días que están por venir no van a ser nada fáciles. El autobús tarda 8 interminables horas y a las 5 de la mañana llegamos a nuestro destino. Aunque para mi no es dificil dormir prácticamente en cualquier lado, Lucas no pega ojo y decidimos darnos el lujo de un hostal en el centro. Después de dormir un poco, damos una vuelta por el centro y visitamos el zoológico de la ciudad. La verdad es que los animales están en condiciones pésimas, en jaulas muy pequeñas y no parecen estar muy bien alimentados. Aún así la visita merece la pena ya que podemos ver algunas especies que en libertad es casi imposible encontrar: el cóndor andino, mucho más grande que el normal y algunos felinos de la selva, a parte del puma andino, una preciosidad.
Por la noche se pone a llover (sí, empieza la epoca de lluvias y no hay nada que hacer) pero la sorpresa es la gotera que tenemos en la habitación...nos apañamos con el cubo de basura esperando que no se caiga el techo...
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En vivo es espectacular |
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Vistas panorámicas de Huancayo |
Nos enfrentamos a los cuatro días que nos separan de Ayacucho con mucha energía y las piernas bien descansadas. El primer día, después de unos 20 km de subida muy leve, todo es bajada hasta Izcuchaca. Llegamos empapados por un chaparrón que nos cae a pocos kms de llegar pero en el pueblo hace bastante calor. Nos damos cuenta de que hemos perdido el cuentakilómetros. Es una faena pero no somos de esos que no pueden viajar sin gps y tecnologías...sólo habrá que buscar uno en Cuzco, primera ciudad en la que pensamos poder encontrar.
Por fin tenemos un día de sol en el que bajamos una bonita carretera al lado del río Mantaro. El paisaje es muy bonito pero el río está lleno de basura. Sabemos que aqui es costumbre tirar la basura a la calle pero ver tanto plastico en el agua es impactante.
Llegamos a Acos en un constante sube y baja y montamos la carpa en el jardín de la parroquia. Por la noche cae una tormenta brutal pero en la tienda se está muy bien y dormimos tranquilos. El día siguente amanece despejado y nos ponemos en marcha prontito. En seguida nos damos cuenta de que no pasa ni un coche, en ninguna dirección...nos extraña pero seguimos nuestra ruta. 20 km más tarde nos llega la explicación: la carretera está cortada por un derrumbe (huayco) de unos treinta metros. La gente se ha puesto a quitar barro y piedras con palas pero no hay ninguna escavadora y parece que la cosa va para largo. Nos quedamos pensando que hacer y al final decidimos desmontar las alforjas e intentar pasar. El barro nos llega a las rodillas y a cada paso nos quedamos medio hundidos y con piedras clavadas en los píes (no ha habido otro remedio que quitarnos los zapatos). Conseguimos pasar el derrumbe pero nos quedamos desolados viendo que a menos de un kilómetro hay otros dos más pequeños. En el último una escavadora está trabajando para quitar el barro. Encontramos una familia que nos cuenta que ha pasado la noche en el coche entre un derrumbe y otro y bajo la tormenta. Se ofrecen para llevarnos hasta el primer pueblo, Mayocc, donde están seguros hay una gasolinera donde podemos lavar las bicis. Aceptamos pero resulta que el tan ansiado grifo no está. Nos tocan 25 kilometros hasta Huanta. Tanto las bicis como nosotros estamos llenos de barro y la carretera esta en costrucción: los kilómetros se hacen eternos bajo el sol del valle que cómo siempre no perdona. Ya en Huanta conseguimos lavar las bicis y la Municipalidad nos deja una habitación de un hostal en la estación de autobuses. Por fin algo de suerte hoy!!!
El camino a Ayacucho es de subida, pero muy suave y con varios descansos. A las 13 ya estamos instalados en el hostal y tenemos tiempo para visitar el centro de la ciudad. Hay muchas iglesias, edificios coloniales bien cuidados, una plaza de armas hermosa y hasta una calle peatonal. Disfrutamos de una tarde de relax y de un helado muy bueno en estas bonitas calles.
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El puente colonial de Izcuchaca |
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Lo que flota es basura... |
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Descanso con campaña electoral... |
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Un pueblo entero de adobe |
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El primer derrumbe...y el pobre Lucas destrozado... |
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Bien para la piel si no fuera por los mosquitos |
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Plaza de armas de Ayacucho |