TRUJILLO Y LA CASA DE CICLISTAS

Sin detenernos mucho en Cajamarca, por la mañana nos vamos a la estación de autobuses para seguir destino a Trujillo. Decidimos hacer esta parte en bus por lo peligroso que es el camino, ya que es mucha la gente que nos avisa de que hay bandas especializadas en robar a ciclistas. La verdad es que no nos arrepentimos de tomar el bus ya que, excepto los primeros kilómetros de bajada (muy bonita), el paisaje es bastante feo: kilómetros de desierto lleno de basura a ambos lados de la carretera y pueblecitos que parecen chabolas. Una vez en Trujillo la ciudad nos sorprende: es bastante más bonita de lo esperado y grande así que ponemos rumbo a la casa de ciclistas de Lucho antes que se nos haga de noche. Allí nos encontramos con nuestros amigos Aurelie y Yann (que conocimos en Tumbaco y están haciendo una ruta parecida a la nuestra) además de Naoki (un japonés que también va hacia el sur) y Francisco (un alicantino que se dirije al norte). Por unos problemas familiares la casa actual es mas pequeña que la antigua pero nos apañamos todos comodamente.
En Trujillo pasamos tres días de descanso; aprovechamos para comer bien y sano (ensaladitas y verduras que en el camino faltan), para lavar la ropa y para hacer un poco de turismo. Junto a Francisco, preparamos también una cena española y unas ricas tortillas de patatas. Araceli y su hijo son muy buenos anfitriones y nos hacen sentir como en casa. Aprovecho (Martina) las dotes culinarias de Araceli para aprender alguna receta: preparamos juntas unas exquisitas empanadas de carne y unos alfajores rellenos de dulce de leche para chuparse los dedos.




Reencuentros

La plaza principal de Trujillo

Aprendiendo recetas peruanas


La costa peruana ,como todo el país, es un paraíso para los amantes de la arqueología: sólo en las afueras de la ciudad hay una decena de sitios arqueológicos de poblaciones preincaicas. Nosotros visitamos las Huacas del Sol y de la Luna, centros político y religioso de lo que fue la sociedad Moche, que vivió en esta zona entre los años 200 y 850 dC. El guía es muy simpático aunque "bromea" mucho sobre el oro que se llevaron los Españoles...en fin. Las ruinas llevan muy pocos años siendo estudiadas, todavía queda mucho por salir a la luz, pero nos gustan y pasamos una muy buena mañana.

En el desierto

El dios de los Moche


"Por ese agujero entraron los españoles y lo destrozaron todo"...