DE FES AL ATLAS o pieles, ovejas y monos
Llevamos dos semanas de viaje y ya vamos con retraso con esto del blog...pero los días por aquí se están haciendo muy cortos y, la verdad, en cuanto cae la noche lo que nos apetece es comernos nuestro plato de pasta y al saco de dormir. Pero aunque estemos un poco vagos con lo de escribir y actualizar, ya va siendo hora de contaros que tal se nos han dado estos días de pedaleo.
En Fes nos quedamos dos noches, pero de descanso nada...visitar la Medina, patrimonio de la Unesco, nos lleva todo el día. Pasear por las calles llenas de suk, los mercados, y perdernos (literalmente) en su laberinto de colores, olores de especias, dulces, puestos de comida y un largo etcétera, es una experiencia única. Lo más interesante sin duda el trabajo de los curtidores. El olor es bastante fuerte pero desde unas terrazas se puede ver como se sumergen las pieles en diferentes sustancias y luego en los colores que, nos aseguran, son totalmente naturales. Resultado: unas chaquetas, bolsos, zapatillas muy bonitas, que, obviamente, te tienes que llevar a casa sí o sí...
En Fes también conocemos a otra pareja de cicloturistas, franceses, con los que pasamos el día en el hostal.
En uno de los suk de la Medina de Fes |
Curtidores trabajando |
Las etapas en el Atlas Medio son muy bonitas en cuanto a paisajes y carreteras. Cruzamos varios bosques de cedros, vemos varios grupos de los monos que los habitan (creemos que los mismos monos de Gibraltar) y a miles de ovejas con sus pastores, que son para mi la imagen que describe estos lugares tan diferentes a la ciudad. Tenemos la suerte de acampar en zonas muy tranquilas, la más bonita la orilla del lago Aguelmame Azigza.
Por otro lado el tiempo no está siendo muy bueno, hace bastante frío, sobretodo por las noches, y mucha humedad. La gente sigue siendo de lo más amable y muchas veces nos invitan a té y algo de comer. Lo que nos da mucha pena es ver a los niños de los pueblos más pequeños en la carretera pidiendo limosnas y corriendo detrás de las bicis.
Además Lucas no se encuentra muy bien y eso hace que no disfrute al 100% del camino. Estamos muy cerca de Khenifra, una ciudad que pensábamos pasar de largo, pero que dada la situación nos va a venir muy bien para que él se recupere del todo y podamos seguir el viaje.
El valle de Fes desde la subida al Atlas |
Uno de los centenares de rebaños que nos encontramos y, al fondo, la ciudad de Azrou |
Una familia nos invita a té, huevo, pan y couscous...una maravilla!!! |
Ya se que la tienda de campaña no es lo más cómodo, pero acampar te regala cosas como este atardecer... |